Una noche mágica con el Mariachi Sol de México
El pasado 22 de noviembre, mi mujer y yo tuvimos el placer de asistir a un concierto inolvidable del Mariachi Sol de México de José Hernández en el Arlene Schnitzer Concert Hall de Portland, Oregon. La ocasión fue doblemente especial, ya que coincidía con la celebración de nuestro décimo aniversario de novios.
Semanas antes del concierto, tuve la oportunidad de conversar por teléfono con el maestro José Hernández que iba rumbo a Miami, donde se estaba nominado por decimotercera vez al Latin Grammy. Con su característico humor, me comentó: “Me han nominado tanto y no he ganado, que espero no rompan mi racha de nominaciones si gano esta vez”.
Llegamos al concierto justo cuando comenzaba la primera canción, debido a la dificultad para encontrar estacionamiento en los alrededores del recinto. El Arlene Schnitzer Concert Hall es un lugar hermoso, y esa noche estaba completamente lleno. Me sorprendió gratamente la diversidad del público, con una presencia notable de personas que, a mi parecer, no eran de habla hispana ni de origen latino. Esto demuestra el alcance universal de la música de mariachi y su capacidad para conectar con personas de diferentes culturas.
Aunque el tema principal del concierto era la Navidad, el repertorio incluyó una variedad de piezas icónicas, como “El Cascabel”, canciones de Juan Gabriel y, por supuesto, clásicos de José Alfredo Jiménez. El público cantó a todo pulmón, creando una atmósfera vibrante y llena de emoción.
Entre las sorpresas de la noche, destacó la asombrosa demostración de floreo de reata a cargo del maestro Francisco Andrade. Con una maestría excepcional, dominó la soga al ritmo de vibrantes sones, ejecutando suertes con una precisión y una destreza que arrancaron aplausos y ovaciones del público. ¡Un número que me dejó completamente sorprendido!
José Hernández, un maestro en el escenario y un embajador de la cultura mexicana, condujo el concierto con gran carisma y profesionalismo. Su dominio del inglés y su profundo conocimiento de ambas culturas hicieron de la experiencia algo verdaderamente bicultural. Como mexicano, me sentí orgulloso de ser representado por un mariachi de tal calibre.
Uno de los momentos más memorables fue cuando el público, incluyendo a personas no hispanas, cantó a todo pulmón “Volver, Volver”. En ese instante, deseé tener a la mano un buen tequila para brindar por la música y la cultura mexicana.
Para mí, escuchar música de mariachi en vivo es una experiencia que me conecta con mis raíces y mi identidad. Como productor musical, me llena de orgullo ver a un grupo de músicos tan talentosos como el Mariachi Sol de Mexico, demostrando su maestría y pasión en cada nota. La versión de “El Cascanueces” de Tchaikovsky, adaptada al estilo de mariachi, fue una muestra de su virtuosismo y versatilidad.
Si tienen la oportunidad de asistir a un concierto del Mariachi Sol de Mexico, no lo duden. Es un evento cultural que les llenará de orgullo y les permitirá conectar con la riqueza de nuestras raíces.